¿No es la estabilidad financiera un lujo? O es una necesidad ?
A veces me pregunto qué genera más satisfacción a las personas: si tener una vida llena de lujos que puedan compartir con los demás o con su círculo, como ciertas adquisiciones, bienes o algún prestigio en servicios que quieran poseer, o si esa satisfacción viene de tener estabilidad financiera y estar tranquilo. Si la consideramos así, vamos a cuidar más lo que hoy tenemos para pensar en ese bienestar que queremos mantener a lo largo del tiempo.
Vivir por encima de nuestras posibilidades ocurre cuando nuestros gastos totales, tanto fijos como variables, superan consistentemente nuestros ingresos o cuando el ahorro pasa a ser una mínima expresión. Esto puede llevar a problemas financieros a largo plazo. Es importante encontrar un equilibrio para asegurar una vida financiera sostenible. Una regla general es que tus gastos totales no deberían superar el 80% de tus ingresos. Esto te permitiría ahorrar al menos el 20% para distintos objetivos financieros, como cambiar el auto, irte de vacaciones, o cubrir la escolaridad de los pibes. Además, es fundamental destinar parte de esos ahorros a un fondo de emergencia y a un fondo de retiro, que son dos pilares básicos en cualquier planificación financiera.
Una de las grandes causas de estrés en la sociedad es estar complicado financieramente. Estar en esa situación hace que el resto de las cosas pierdan color. Tenés que hacer algo y te falta plata, te acostás pensando en cómo vas a resolverlo y te levantás con ese nudo en la garganta. Por eso, es tan importante poder resolver esos temas y que lo financiero sea algo que nos ayude, y que nuestra plata vaya dirigida al cumplimiento de esos objetivos financieros. Es clave sacar plata de donde no nos genera valor y no nos hace felices en el futuro.
Cada familia tiene una estructura de gastos única, pero en un año complicado como este, es más importante que nunca ajustar nuestras finanzas para asegurar un futuro estable. No solo hablamos de gastar más de lo que ganamos debido a las deudas que podemos adquirir, sino también de gastar más de lo que deberíamos, considerando nuestras posibilidades y los objetivos financieros que queremos alcanzar. Un problema común entre las personas es la falta de objetivos claros y la comprensión de cuánto costarán esos objetivos y qué esfuerzo económico requerirán. Tener metas bien definidas nos ayuda a entender el valor del esfuerzo y la importancia de posponer ciertos consumos para el futuro. Esta postergación no solo valida lo que realmente queremos, sino que también nos motiva a laburar con alegría y coherencia hacia esas metas. Al ser consecuentes con nuestros objetivos, podemos disfrutar de una recompensa significativa en el futuro.
Vivir el presente es fantástico, pero yo también quiero vivir el presente de mi yo del futuro. Con eso, te invito a reflexionar sobre esto: ¿qué pensás respecto de la estabilidad financiera que tenés hoy y a cuál estabilidad financiera y tranquilidad te gustaría llegar?